martes, 13 de octubre de 2009

El Atrapasueños - Leyenda

Cuenta la leyenda que todavía el mundo era muy joven. Un viejo líder espiritual Lakota tuvo una visión mientras estaba meditando en lo alto de una montaña.

Iktomi, el gran maestro bromista de la sabiduría, se le apareció en esta visión en forma de araña. El maestro habló en un lenguaje sagrado que sólo pueden entender los líderes espirituales de los Lakotas.

Mientras le estaba hablando, la araña tomó un aro de sauce, el que tenía mayor edad, tenía también plumas, pelo de caballo, cuentas y ofrendas, y con todo ello comenzó a tejer una telaraña.

Iktomi habló con el anciano acerca de los círculos de la vida, la evolución a través del tiempo del hombre desde que nacemos hasta que envejecemos y como al final este círculo se cierra.

Entonces, seguía tejiendo su red y dijo:

"En cada tiempo de la vida hay muchas fuerzas, algunas buenas, otras malas. Si te encuentras con las buenas fuerzas, ellas te guiarán en la dirección correcta. Pero si tú escuchas a las fuerzas malas, ellas te lastimarán y te guiarán en la dirección equivocada".

Continuaba tejiendo su telaraña mientras la araña seguía hablando, empezando de afuera y trabajando hacia el centro. Cuando Iktomi terminó de hablar, le dio la red al anciano Lakota diciéndole:

"¿Ves? La telaraña es un círculo perfecto, pero en el centro hay un agujero. Usa la telaraña para ayudarte a ti mismo y a tu gente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas, sueños y visiones de los demás. Si tú crees en el gran espíritu, la telaraña atrapará tus buenas ideas y las malas se irán por el agujero".

El anciano le pasó su visión a sus gentes y los indios Sioux usaron el atrapasueños como la red de su vida. Éste se colgaba encima de la cama para atrapar los sueños y visiones. Lo bueno de los sueños es capturado por la telaraña de la vida y enviado con ellos, lo malo se escapa a través del agujero del centro de la red. Ellos creían que el atrapasueños sostenía el futuro de su destino.

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lunes, 5 de octubre de 2009

Las Sirenas

Existen muchas versiones sobre las sirenas.

Una de las más famosas es la de unas criaturas míticas que viven los mares de todo el mundo.

La mitad superior es una mujer muy bella, siempre con pelo largo y de cintura para abajo, tienen el mismo cuerpo que un pez.

Durante siglos los pescadores y marineros han contado muchas historias. Las primeras observaciones fueron hechas en Asiria, alrededor de 1000 a.C.

La imágen más popular es la de una sirena sentada en una roca, luciendo muy bella y mirándose en un espejo.

Muchas de ellas bondadosas, concediendo deseos a los marineros que las ayudaban, pero también muchos de ellos decían que si veían a una de ellas significaría la muerte, un naufragio o un presagio de tormenta.

Otras historias cuentan que las canciones que cantan las sirenas atraen y encantan a quienes las escuchan, en esa atracción los marineros llegaban a las rocas y sus barcos se rompían en pedazos.

En la mitología griega son seres fabulosos, se distinguen por una voz muy atractiva y musical. Las representaciones artísticas más antiguas las muestran como aves con rostro o torso femenino, asociadas probablemente de las aves en cuanto al canto, así como al frecuente uso de los seres alados para representar a los espíritus de los muertos.

En ofrendas y monumentos se encuentran las primeras huellas gráficas de las sirenas.

En la época preclásica se identificaban con náyades, su canción se describía como algo irresistible que llevaba a la perdición de los marinos. Algunos relatos cuentan que las hacen descender de los dioses fluviales Aqueloo o Forcis o de las musas Estérope, Melpómene o Terpsícore, relacionadas con el canto y el baile.

El número es impreciso, contándose entre dos y cinco, los nombres registrados incluyen: Pisínoe, Parténope, Agláope, Telxiepia o Telxínoe, Ligeia (empleado luego por Edgar Allan Poe para el cuento homónimo célebre sobre una mujer de mortal belleza), Molpe, Leucosia, Radne y Teles.

Los antropólogos han debatido mucho sobre si esas figuras no son genios de los pasos que guardan o invitan a las Puertas de la Muerte, emparentadas con Escila y Caribdis, a las que están próximas en los mitos homéricos.

Eurípides en una estrofa del coro de Helena (verso 168) las llama parthenikoi Kirai "jóvenes doncellas" παρθηνικοι κοραι, aquí se apoyan laurence Kahn-Lyotard y Nicole Loraux para incluirlas dentro de las figuras del más allá, así es como las identificaron como las cantoras de las Islas de los Bienaventurados descritas por Platón.

Han figurado con mucha frecuencia en episodios míticos. En algunas versiones narran que acompañaban a Perséfone cuando fue raptada por Hades y que su apariencia bestial fue el castigo impuesto por Deméter, por no proteger a su hija del dios del inframundo.

En otras versiones, el cuerpo alado es un don de Zeus, que así les permitió seguir al raptor y en otras, que es una pena impuesta por Afrodita, por resistirse a la voluptuosidad.

En los tiempos de ahora, las sirenas se representan con una abrumadora belleza, seguramente que en la tradición clásica su único atractivo radicase en su voz y que su apariencia fuese monstruosa.

Horacio, en la Epistola ad Pisones, hace mención a un híbrido de mujer y pez como un sujeto hilarante:

desinat in piscem mulier formosa superne; - si en pez acabase lo que es una hermosa mujer por encima,
spectatum admissi, risum teneatis, amici - ¿aguantaríais la risa al verlo, camaradas?

También se ha comentado que las sirenas que intrigaron tanto a Sigmund Freud, son la intelectualización tardía de un hecho narrativo que aúna peligro y belleza. Lo que sería lo mismo que se ha dicho durante siglos a su origen como horrendas y extraordinarias cantantes que ocultaban el asesinato y la antropofagia.

Para jóvenes y niños, las sirenas son mágicas, nada de horrendas y de buenos sentimientos.

Las sirenas son mezcla de lo mágico y lo mítico.

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